Los niños no vienen al mundo con un libro de instrucciones y los padres como tal debemos aprender con ellos, el crecimiento es mutuo, vamos cometiendo errores día tras día que nos aportan la experiencia que llena de amor hace que les demos siempre la mejor educación.
Desde nuestra infancia vamos absorbiendo información de nuestros padres y así nos vamos formando como personas. Los niños tienen necesidades como los adultos, pero a veces no somos capaces de darnos cuenta de ello.
Lo más fácil para entenderles sería ponernos en el lugar de ellos, de esta forma podríamos comprenderles un poco mejor.
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El manifiesto de un niño resume a la perfección sus necesidades más básicas:
1. No me pegues nunca, bajo ningún concepto.
Nada, absolutamente nada en esta vida se resuelve con violencia, nunca olvides que los niños aprenden de nosotros, serán mañana lo que les enseñemos hoy.
2. Deja que cometa errores, así aprendo.
Es necesario que tropiecen por ellos mismos, será la única forma de que se den cuenta realmente del error cometido, tras el esfuerzo que les costará levantarse de ese tropiezo, lo mantendrán presente para no volver a cometerlo.
3. Si lloro algo me pasa, escúchame.
Los niños, al ser pequeños no saben expresar su dolor, sus inquietudes, o incluso su rabia, su única forma de manifestarlo es a través del llanto.
Debemos siempre escucharles, ellos solo nos tienen a nosotros, llorar es bueno sí, pero cuando alguien te escucha, te da un abrazo e intenta comprender cuales son los motivos que te llevan a tal situación de estrés o desesperación, llega el sosiego y la tranquilidad; no les dejemos solos, seamos siempre su consuelo, su apoyo, su guía.
4. Juega conmigo.
Es aconsejable encontrar un rato en el día para ellos, ese será su espacio, en el que dedicaremos toda nuestra atención a ellos, a leer, a pintar o simplemente a reir, etc. es la mejor forma de comunicación que tendremos desde pequeños con ellos, se sentirán arropados, felices, queridos.
5. Ponme normas y límites.
Puesto que están en constante crecimiento y aprendizaje, los niños como los adultos necesitan tener normas y límites, no todo está permitido, es la única forma de que al crecimiento acepten las normas que la sociedad les irá imponiendo en el día a día de su vida cotidiana.
6. Déjame que siga hablando y pensando como un niño.
Nunca debemos olvidar que su parcela es de ellos, por lo tanto, por cansados, estresados o por muchos problemas que invadan nuestra vida, no podemos ni responsabilizar a los niños de ellos, ni hacerles en ningún caso partícipes de ellos.
Les hará perder su inocencia y así mismo su felicidad… ;procuremos siempre que los niños sean niños, dejémosles crecer con el ritmo natural de la vida, no lo precipitemos nosotros. Lo infancia que pierden, nunca la recuperarán.
7. No me etiquetes ni compares.
Cada niño, al igual que cada adulto es único.
Así pues, nunca le compares con otro niño, solo conseguirás bajar su autoestima, hacerle sentir inferior. Ayúdale a corregir sus fallos, pero haciéndole sentir bien, nadie es mejor que nadie, todos somos únicos.
8. No soy malo.
Los adultos solemos estar muy ocupados y caemos en el error de no escuchar a nuestros hijos, cuando un niño se porta “mal” es muy posible que esté intentando llamar nuestra atención, además de regañarle y castigarle, deberíamos escucharle, detrás de cada mal comportamiento encontraremos un “por qué”, una necesidad.
9. Bésame, abrázame siempre que quieras.
Nada les reconforta más que el abrazo de unos padres, ese cálido instante lleno de ternura y amor, ese en el que se sienten “grandes”, protegidos, ellos necesitan sentirse queridos, nunca dudes, ni les prives de ese instante, os enriquecerá a ambos.
10. Necesito estar contigo.
Para ellos somos “todo”, ese pilar fundamental en sus vidas. Debemos encontrar el tiempo, el momento para estar con ellos. Ese tiempo es irrecuperable.
“Lo más bello de la vida, la sonrisa de un niño”
Espero que te haya gustado y hagas llegar esta publicación a todos tus familiares y amigos.